Por Salas, N.; del Río, M.F.; Kong, F. & San Martín, C
Fuente: Observatorio Chileno de Inclusión Educativa Migrante
Las políticas educativas de Latinoamérica y Chile vienen mostrando una creciente apertura hacia las múltiples manifestaciones de la diversidad (étnica, género, discapacidad, entre otras), mirada que se enmarca en el contexto mundial de globalización que ha despertado la conciencia de las identidades locales y de aquellas tradicionalmente excluidas (Schmelkes, 2004). En Chile, a partir de esta creciente demanda en el campo educativo, el Estado ha asumido este desafío desarrollando programas de atención a la diversidad (MINEDUC, 2010).
No obstante lo anterior, estudios que evalúan la aplicación de la educación intercultural en Chile (UNESCO, 2005) coinciden en señalar las deficiencias que se observan en la implementación de esta política, donde uno de los aspectos identificados como más problemáticos son las bajas expectativas de los docentes respecto de los/as niños/as inmigrantes. Estos niños son identificados como “grupos en desventaja o vulnerables”, para los cuales los docentes plantean estrategias compensatorias de calidad inferior o de exigencias mínimas respecto de los objetivos de aprendizaje comunes. Este enfoque estaría guiado por percepciones y estereotipos sociales sobre estos grupos minoritarios (Tsaparli-Kitsara& Kaseris, 2006). Así, recabar evidencia sobre éstas percepciones o prejuicios es clave en la búsqueda de acciones que integren y generen espacios inclusivos de acción pedagógica (Enesco, Guerrero, Lago & Rodríguez, 2011; MINEDUC, 2010).
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