Durante el año 2014 en la Argentina hubo muchas noticias, fallos judiciales y demás variantes de opiniones sobre el acceso a Internet y al uso de telefonía móvil las cárceles.
Aunque en general las valoraciones son bastantes negativas, en tanto los posibles hechos de criminalidad que se pudieran cometer con el uso de Internet por parte de las personas detenidas, lo sorprendente fue que nunca hubo una mirada sobre el valor del acceso a Internet y la educación en la cárcel en términos de calidad del derecho.
Es imposible en estos tiempos negar el valor positivo que tiene el acceso y uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s) en cuanto al mejoramiento de las posibilidades educativas, formativas y comunicacionales. Por ejemplo el Estado argentino ha repartido a todos los estudiantes del nivel secundario y terciario millones de NetBooks y esto por cierto, trae una mejora a la calidad de la educación y potencia la inclusión social, ya que permite por ejemplo que los/as estudiantes de las escuelas públicas puedan estar en iguales condiciones que los que estudian en escuelas privadas que en su gran mayoría cuentan con estos aparatos en sus casas.
Hablar de acceso a las TIC’s en las escuelas públicas en las cárceles es un hecho de justicia e inclusión. Son bastantes ya las limitaciones que presenta la cárcel, en cuanto a las condiciones de vida dentro de ella (no acceder plenamente a la salud, a la alimentación, etc.) y que suelen también trasladarse a las escuelas que funcionan dentro de ésta. Como muestra decir que es muy común que la oferta educativa en la cárcel sea del primario y secundario – niveles que son obligatorios por la Ley Nacional de Educación argentina -, y que no cuente con una calidad congruente con lo que implica el derecho humano a la educación y que se ofrece fuera de la cárcel. Esto ocasiona que los/as estudiantes detenidos/as, egresen con una formación que los/as vuelve a colocar en desventaja con respecto a los estudiantes que están en la sociedad libre.
Imaginemos quienes salen de la cárcel… con un egreso de la educación empobrecida, de baja calidad, sin muchos recursos y herramientas que le permitan empoderarse, sin mayores habilidades sociales y tecnológicas… es más que seguro que lo estamos volviendo a condenar…. Solo pensemos las oportunidades laborales que se restringen al no saber usar las TIC’s… solo pensemos esa vuelta a la sociedad libre cruzada hoy por la tecnología y la comunicación por doquier (la mayoría de los tramites personales son mediante el uso de Internet)…. Qué destino le estamos ofreciendo como sociedad, como Estado, como escuela pública a estos jóvenes???? Si como sociedad queremos que vuelva a la sociedad libre en mejores condiciones de las que entro a la cárcel, pero a la vez le restringimos derechos o le ofrecemos una educación pobre en términos de calidad… es más que seguro que estos jóvenes no confíen ni la sociedad ni en la educación como derecho transformador y emancipatorio.
Por ello, más allá de las cuestiones que hacen a la seguridad en términos de la cárcel como institución publica de punición (castigo), no debe restringirse el acceso a la TIC’s ya que se empobrece la oferta educativa y en este plano es vital dar un debate serio desde todas las miradas interdisciplinarias e intersectoriales para que el derecho a la educación en la cárcel goce de equidad y de igualdad para con las personas encarceladas, al menos en términos del acceso y uso de las TIC´s.