La experiencia educativa desarrollada en la Aldea Suchiate, en San Marcos, Guatemala, se refiere a la inclusión de personas con discapacidad auditiva. La iniciativa de la Escuela Oficial Rural Mixta de Aldea Suchiate fue abordada en la publicación “Avances y desafíos de la educación inclusiva en Iberoamérica”, de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI).
Uno de los logros que se ha adoptado y difundido es el lenguaje de señas en el medio escolar y comunitario que permite la integración y comunicación eficiente con los y las estudiantes con discapacidad.
Sin embargo, el relato señala que la falta de servicios básicos − principalmente de energía eléctrica y vías de comunicación − fueron limitantes para el pleno desarrollo de la experiencia. La escuela fue fundada el 3 de marzo de 1971 por iniciativa de las madres y los padres de familia y la Alcaldía Auxiliar con el propósito de atender las necesidades educativas de la niñez de la comunidad.Para promover la inclusión de los niños y niñas con discapacidad se contó con el apoyo académico de la Coordinación Departamental de Educación Especial, que proporcionó documentos con información para atender la discapacidad auditiva y una guía de adecuaciones curriculares en el área de Comunicación y Lenguaje. Los y las docentes investigaron métodos y técnicas de enseñanza a estudiantes con discapacidad auditiva y elaboraron materiales específicos. “Sin embargo, no se tuvo más apoyo financiero que el de los padres de los estudiantes con discapacidad, quienes proporcionaron el 50% del costo de las fotocopias del material con el que trabajan sus hijos, mientras que el 50% restante fue un aporte del docente que los atiende”, describe el estudio.
Además del rol de los y las docentes en el desarrollo de la experiencia, se destaca la importancia de la sensibilización de la comunidad educativa sobre la actividad. “Además de beneficiarse de manera directa a los dos estudiantes con discapacidad auditiva, 120 estudiantes regulares se beneficiaron de la convivencia con estos niños especiales, aprendiendo otras formas de comunicación y practicando valores tales como la tolerancia, la equidad y la aceptación”, afirma.