Orei

El impacto del cambio climático en la niñez y su educación

31/07/2018
Por Merlin Aguirre

Por su ubicación geográfica y sus características socioeconómicas Honduras es considerado uno de los países más vulnerables del mundo ambientalmente. Según el ranking de países vulnerables al cambio climático de ND-Gain Country Index, Honduras se encuentra dentro de los 3 países más vulnerables de América Latina.

“Honduras es uno de los países más expuesto a las consecuencias del cambio climático a nivel mundial, lo que tiene graves consecuencias para las niñas, niños y adolescentes del país” (UNICEF 2016).

La zona denominada corredor seco en Honduras comprende 64 municipios que la sequía afecta la mayor parte del año, ubicados en 8 departamentos de la zona sur, occidental y central del país. El corredor seco de Honduras es también parte del corredor seco centroamericano.

El los ultimo 20 años, en corredor seco tanto el fenómeno “el Niño” como “la Niña” han dejado a su paso severas consecuencias para las y los productoras/es y las familias con bajos recursos, particularmente por la sequía que dura más que el invierno.

La vulnerabilidad al cambio climático es una causa más que impacta en el acceso, disponibilidad y calidad en la educación de un país.

Según los hallazgos del estudio “Impacto de la sequía en las niñas, niños y adolescentes del corredor seco de Honduras” de UNICEF (2016):

  1. Como resultado de las pérdidas de las cosechas destinadas al consumo en el hogar, el recurso al mercado para el abastecimiento de alimentos ha pasado del 62.9% al 80.6% en un año. Reduciendo aun más el porcentaje de recursos del hogar destinado a salud y educación de los niños y niñas de las zonas afectadas.
  2. Más de 100,000 personas en el corredor seco han perdido su trabajo como consecuencia de la sequía, impactando el acceso económico en el hogar y, por lo tanto, la inversión en educación y salud de los niños.
  3. El 44.5% de los hogares no cuenta con agua para el consumo humano, aumentando los índices de enfermedades gastrointestinales, piel y ojos en los niños y niñas en edad escolar.
  4. El 26.0% de las niñas, niños y adolescentes ha tenido hambre al menos una vez por semana, debido a la restricción de alimentos en sus hogares y la no disponibilidad de programas de seguridad alimentaria y nutricional en las escuelas.
  5. Casi la mitad de las y los menores de edad (45.5%) no se matriculó en el sistema educativo por falta de recursos económicos. Además, el 7.0% de las y los inscritas/os abandonó la escuela por motivos de salud y la situación critica de sequia y sus riegos.
  6. Las enfermedades están en aumento a causa de las altas temperaturas y de la sequía: en el último semestre de 2015, el 38.0% de las niñas, niños y adolescentes matriculadas/os en el sistema educativo ha faltado a clases por diferentes enfermedades.
  7. El 30.0% de los hogares encuestados se vio en la necesidad de poner a trabajar a niñas, niños y adolescentes; en ellos el 32.4% de los ingresos es aportado por trabajo infantil.
  8. Una de cada cuatro personas (24.7%) aseguró que la violencia ha aumentado durante la sequía, y también que el riesgo para los niños, niñas y adolescentes se ha acrecentado, siendo más pronunciado para las niñas (37.0%) que los niños (16.7%).

Según la UNESCO (2016), más de 75 millones de niñas, niños y jóvenes en todo el planeta han visto truncada su educación por situaciones de emergencia ambiental y crisis prolongadas, impidiendo su derecho a prosperar y crecer con seguridad, muchas de las cuales se han visto agravadas por problemas climáticos.

Las causas estructurales de la vulnerabilidad ambiental y la falta de políticas públicas que protejan a la niñez de esta, afectan directamente en la educación de los y las niños/as, limitándoles el acceso a la escuela y a tener un desarrollo adecuado de su crecimiento y habilidades por las consecuencias del cambio climático.

Los y las niños/as en Honduras, especialmente en el sur del país, para poder asistir a un centro educativo tienen que caminar largos tramos de caminos desolados de más de 5 kilometros y en condiciones climatológicas extremas por la falta de acceso a centros educativos cercanos a sus viviendas. Los niños y las niñas cuando es tiempo de sequía son expuestos/as a temperaturas mayores a los 40°C y, cuando es invierno, tienen que cruzar riachuelos y ríos crecidos arriesgando sus vidas para poder acceder a la educación.

Aparte de caminar largos tramos de camino para llegar a un centro educativo, los niños y las niñas en el corredor seco tienen que cargar un recipiente con agua desde sus hogares, ya que solo 2 de cada 10 centros escolares tiene acceso a agua, lo que aumenta el riego a enfermedades.

La Agenda de Educación 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, adoptados en el 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, establecen una visión transformadora hacia la sostenibilidad económica, social y ambiental de los 193 Estados Miembros que suscribieron estos compromisos. Según la Agenda de Desarrollo 2030, para alcanzar el desarrollo sostenible es fundamental armonizar tres elementos básicos, a saber, el crecimiento económico, la inclusión social y la protección del medio ambiente. Estos elementos están interrelacionados y son todos esenciales para el bienestar de las personas, especialmente el bienestar de los niños y las niñas.

Urge que los gobiernos de los países vulnerables ante el cambio climático compartan experiencias y tomen medidas graduales para responder ante fenómenos medioambientales, resiliencia y adaptación; para reducir los impactos de este en la niñez y su educación. Es necesario ampliar la disponibilidad de los servicios educativos de calidad, particularmente en zonas vulnerables de los países en vías de desarrollo.

Iniciativa:

Oficina de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación | Av. Prof. Alfonso Bovero, 430, conj. 10 – Perdizes, São Paulo, 01254-000, Brasil Tel. +55 11 3853-7900 | orei@campanaderechoeducacion.org

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