21/04/2017
Datos de 15 países de América Latina y Caribe muestran la percepción de la violencia en las escuelas de educación primaria y en los entornos escolares y su impacto sobre la garantía del derecho a la educación
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en alianza con la Oficina Regional para América Latina y el Caribe de UNICEF, ha publicado el documento “Las violencias en el espacio escolar”, basado en el análisis de los resultados educativos del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE), realizado por la UNESCO en el año 2013.
Para abordar el tema de la violencia en la educación primaria, el documento analizó datos de 15 países de la región: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, México, Paraguay, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay.
Los resultados generales de esta medición indican que, en la mayoría de estos países, los ambientes de mayor violencia en el entorno de la escuela constituyen uno de los factores asociados a un menor rendimiento académico entre los y las estudiantes. Asimismo, la violencia en la escuela tiene impacto sobre la trayectoria de los y las estudiantes, y puede manifestarse como intimidación, violencia sexual o basada en el género, acoso sexual, peleas entre pares en el patio de la escuela, violencia pandillera, agresión con armas y discriminación por condición económica o condición étnica/racial. “Alrededor de un 30% de los niños, niñas y adolescentes en edad escolar en América Latina afirma haber vivido situaciones de violencia en la escuela, tanto en forma de agresiones físicas como burlas por distintos motivos”, afirma el estudio.“Los contextos de violencia que sufren los estudiantes en la escuela son muy preocupantes en cuanto a sus diversos efectos en el proceso de aprendizaje. Diversos estudios plantean que la exposición a distintas formas de violencia en el contexto escolar lleva al ausentismo, al abandono escolar, a la falta de motivación académica y peor desempeño escolar”, señala la publicación.
En general, los niños perciben mayores niveles de violencia en el aula que las niñas. Es un fenómeno que ocurre en mayor medida en escuelas urbanas públicas, más que en las rurales o privadas. La población de estudiantes en situación de trabajo infantil también percibe climas de aula más violentos, así como la población de estudiantes indígenas y la de inmigrantes.
El tema fundamental detectado por los y las estudiantes en la región tiene relación con las burlas entre pares. En promedio, alrededor de un tercio de los/as estudiantes de sexto grado perciben alta frecuencia de burlas en la sala de clases. Esto es consistente también con la cantidad de estudiantes que perciben haber experimentado directamente burlas por parte de sus compañeros/as de clase.
Tanto en el tercero como en el sexto grado, el 79% y el 86%, respectivamente, de los y las estudiantes a nivel regional indican que siempre o a veces hay burlas entre compañeros/as, destacándose Uruguay, Argentina, Panamá, Brasil, Colombia y México.
El 18% de las y los estudiantes de Perú dicen tener temor a ser agredidos físicamente por algún/a compañero/a. “En Argentina se destaca nuevamente el caso de que los compañeros lo fuerzan a hacer cosas que no quieren (18% contra 10% para el promedio). La República Dominicana por su parte, es el país donde los estudiantes señalan en mayor medida que para el promedio de los países, que los compañeros los dejan solos (17% contra 13%), que se sienten amenazados por uno de ellos (14% contra 10%) y que le temen a algún compañero (15% contra 11%). Este es el tipo de violencia que demuestra tener impacto en los aprendizajes (en el caso de ciencias) en este país”, complementa el estudio.
En promedio, las y los docentes destacan situaciones de violencia y conflicto entre pares más que en la relación entre estudiantes y profesoras/es, o ambientes de agresividad más generales. Más del 40% del magisterio de la región percibe que se dan situaciones como que un/a estudiante le pegó a otra/o, la/o insultó o se amenazaron. Para todos estos indicadores, la publicación destaca la frecuencia con que las y los docentes de Costa Rica señalan presenciar este tipo de conductas.
En la región, solo un 16% de docentes señala situaciones de violencia de un/a estudiante hacia un profesor. En el caso de Brasil, casi el 40% de los docentes que participaron en el estudio destaca este tipo de conducta.
Cuando cuestionadas acerca de los indicadores de violencia en el entorno inmediato de la escuela, las familias y directoras/es de escuelas se refieren a la probabilidad de que exista venta explícita o consumo de drogas y robos y/o actos de vandalismo en los alrededores de la escuela. Al respecto, las y los directoras/es tienen una percepción más negativa que las familias. Ambos consideran que las actividades relacionadas con drogas son comunes. El 46% de las y los directoras/es percibe que es probable o muy probable que ocurra, comparado con un promedio del 34% en el caso de las familias.
A su vez, el foco de violencia identificado con mayor frecuencia por las familias y los/as directores/as son los robos. El promedio regional de los/as directores/as que indican que esto es probable que ocurra supera el 50%.
La publicación alerta para la importancia de esta temática y destaca que espacios y entornos escolares violentos vulneran el derecho de niñas, niños y adolescentes de desarrollarse en ambientes seguros y protegidos. Se recuerda también el rol de la escuela que, además de promover los procesos de enseñanza y aprendizaje, tiene como propósito formar ciudadanos/as, así como promover la diversidad y la convivencia pacífica en ambientes democráticos.