22/09/2018
En el mismo se señala que, a nivel mundial, la mitad de las/os estudiantes de entre 13 y 15 años, unos 150 millones, informa que experimenta violencia entre iguales en la escuela y sus alrededores
El informe, titulado “Una lección diaria: #STOPViolenciaInfantil en las escuelas”, llama la atención sobre las diversas formas de violencia que enfrentan los niños y las niñas en el ámbito escolar y su entorno, y resalta las particularidades que se pueden presentar en ámbito digital.
Destaca que más de 1 de cada 3 estudiantes de entre 13 y 15 años han sufrido acoso, así como que 3 de cada 10 estudiantes en 39 países han cometido actos de acoso a sus pares. Temas como el bullying, el ciberacoso, los ataques físicos, la violencia como castigo, la violencia sexual, entre otros, son abordados por este informe.
En lo que refiere a la dimensión de género, el informe señala que las niñas tienen más probabilidades de ser víctimas de violencia psicológica, y que en cambio los varones enfrentan mayores riesgos de violencia física y amenazas.
El documento también resalta los impactos de la violencia sobre el bienestar de los y las estudiantes, sobre el derecho a la educación, así como sobre las comunidades y naciones, y realiza una serie de recomendaciones.
Señala, entre otras graves repercusiones físicas y emocionales de la violencia, lesiones físicas, ansiedad, depresión, pensamientos suicidas, lesiones derivadas de agresiones sexuales, embarazos e incluso situaciones que han llevado a la muerte. A su vez, se resaltan los impactos sobre el aprendizaje y el incremento de las tasas de deserción.
El informe también destaca que, en las zonas afectadas por conflictos, las escuelas son blanco de ataques y los niños y niñas deben asumir riesgos de vida para acceder a su derecho a la educación.
Finalmente, para superar esta realidad, UNICEF hace un llamado a la acción, instando a: implementar leyes y políticas para proteger a las y los estudiantes de la violencia; reforzar las medidas de seguridad en las escuelas, alentando a que estudiantes y comunidades hagan frente a la cultura de la violencia; generar y compartir evidencia sobre esta problemática, así como aumentar e invertir recursos de manera efectiva para superarla.