Cientos de niños hondureños estarían quedando fuera del sistema educativo público este año lectivo del 2016, debido a que perdieron sus padres por diversas razones y no tienen quién los matricule en la escuela.

Muchos de esos pequeños ni siquiera han sido inscritos en el Registro Nacional de las Personas (RNP) porque no hubo quién lo hiciera, sin embargo, algunos parientes y vecinos tienen la bondad de matricularlos y mandarlos a la escuela.

En algunos casos, el papá de estos menores está preso o murió por la violencia; y lo mismo ha ocurrido con la madre. Por esta razón los chiquillos están a cargo de personas extrañas o familiares.

Esta tragedia se refleja en los centros educativos, donde muy pocas veces hay quien responda por los niños sin padres. Y no es para menos, la violencia y la migración han dejado a miles de ellos solos y desamparados.

Un informe presentado por el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) registra que hasta el 2012, más de 21,000 niños quedaban huérfanos al año, es decir, estos pequeñines que perdieron a sus padres hasta ese año serían parte de los que actualmente tienen problemas de registro para ingresar a las escuelas.
La Tribuna – 11/01/2016