En esta entrevista, Francisco Benavides, asesor regional de Educación de UNICEF para América Latina y el Caribe, destaca la necesidad de comprender la pertinencia y la relevancia de la educación como elementos intrínsecos de una educación secundaria de calidad
El alto nivel de exclusión educativa es uno de los temas más importantes cuando se aborda la secundaria en América Latina y el Caribe. Factores económicos, socioculturales, pedagógicos y políticos se combinan y operan como filtros que restringen la realización plena del derecho a la educación. Asimismo, secundaristas se han movilizado en distintos países de la región planteando procesos más democráticos para discutir cambios en los currículos, prácticas pedagógicas y evaluaciones en este nivel de enseñanza.
La publicación Adolescentes y jóvenes fuera de la escuela – las demandas para una enseñanza secundaria garante de derechos en América Latina y el Caribe, producida por la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE), con el apoyo de Unicef, destaca algunos datos sobre la exclusión en la secundaria y propone la formulación e implementación de políticas públicas que eliminen estos obstáculos en el acceso y conclusión de las trayectorias educativas. [Conozca la íntegra de esta publicación aquí].
OREI entrevistó a Francisco Benavides, asesor regional de Educación de UNICEF para América Latina y el Caribe, sobre experiencias en marcha para promover el reingreso de los/as adolescentes y los desafíos para implementar las Agendas de Desarrollo y Educación 2030 en la región.
Una de las demandas que se repiten entre las reivindicaciones de las y los adolescentes y jóvenes respecto a la educación que se les ofrece actualmente dice respecto a la falta de relación entre los contenidos enseñados, su realidad y sus proyectos de vida. ¿Cuáles son los compromisos que los Estados deberían asumir para enfrentar la exclusión educativa y transformar los sistemas educativos para que sean más pertinentes y relevantes?
Un tema que interesa y compromete a todos los Estados en América Latina y el Caribe es la calidad de la educación. Sin embargo, no en todos los casos se considera la pertinencia y la relevancia de la educación como elementos intrínsecos de una educación de calidad, y cuando se hace, no necesariamente se entiende la pertinencia y la relevancia de la educación en relación a las vidas de las y los adolescentes. En muchos casos los contenidos y las propuestas educativas están desconectadas de la vida de las/os chicas y chicos.
UNICEF considera que la escuela secundaria necesita transformarse y convertirse en un nivel educativo con opciones más flexibles, más modulables, que permitan que todos y todas las/os adolescentes puedan tener acceso a la escuela y encontrar allí ofertas útiles que respondan a las necesidades actuales y futuras de las chicas y los chicos. En este sentido, un compromiso que los Estados deberían asumir es involucrar a los/as adolescentes y jóvenes en repensar la calidad educativa, su relevancia y pertinencia, y su flexibilización. Es tiempo de comenzar a generar cambios en políticas públicas, en programas y ofertas escolares y currículos nacionales y regionales para que respondan a estas nuevas ideas y realidades. De esta manera, la educación lograría una relevancia que no es forzada, tratando de acomodar currículos de vieja data a las vidas de las y los adolescentes de hoy. UNICEF ya ha comenzado a apoyar y facilitar procesos de este tipo en Latinoamérica, ejemplo de ello es UNICEF Argentina, que desde el 2015 ha convocado a los/as adolescentes, el gobierno, la academia y la sociedad civil en lo que han llamado Diálogos para la Educación Secundaria, cuyo objetivo es intercambiar y difundir visiones acerca de la escuela secundaria para contar con múltiples miradas y voces que contribuyan a pensar cambios necesarios para las escuelas secundarias del mañana. [Para leer más, haz clic aquí].
El tema de la superación de las múltiples formas de discriminación – especialmente las relacionadas con la cuestión de género y la violencia y exclusión de las personas LGBT –, actualmente, es uno de los más importantes en nuestra región y representa uno de los factores que impiden el acceso o la permanencia de las y los jóvenes en la secundaria. En su opinión, ¿cuáles son las medidas fundamentales para garantizar centros educativos seguros y una educación verdaderamente inclusiva?
Es importante entender la educación como un derecho y a la comunidad escolar en su rol dual de garante y sujeto colectivo de este derecho. Para hacer de este rol dual una realidad, es necesario fortalecer a las escuelas como espacios donde se co-construye la paz y la valoración de las diferencias, entendiendo que, en tanto la educación es un derecho, cualquier forma de exclusión es inaceptable. Este tipo de aproximación requiere trabajar de la mano con las familias, los/as maestros/as, los gobiernos, y los/as adolescentes mismos para asegurar que ningún/a adolescente sea excluido/a por razón de su género u orientación sexual. Más aun, para UNICEF es claro que las diferencias entre nosotros son las que enriquecen a la comunidad educativa y a la sociedad en general, y son estas mismas diferencias las que nos hacen más fuertes como sociedad.
La sociedad y la comunidad escolar deben reconocer que todas las niñas, niños y adolescentes, independientemente de su orientación sexual e identidad de género, tienen derecho a crecer y desarrollarse en ambientes libres de discriminación. Tanto la Convención de los Derechos del Niño como la Declaración de los Derechos Humanos, dejan claro que los derechos humanos son universales y ningún/a niño/a o adolescente debe sufrir abuso, discriminación, explotación, marginalización, o violencia de ninguna clase debido a su orientación sexual o identidad de género, ni por estas razones deben negársele sus derechos humanos fundamentales, libertades, y oportunidades, entre ellos la educación.
El mandato de UNICEF es promover y proteger los derechos de todas las niñas, niños y adolescentes, y por tanto continuaremos trabajando para proteger a todos los/as niños/as de la discriminación, incluyendo a aquellos/as que se identifican como LGBT. Exhortamos a los gobiernos a salvaguardar a sus niños, niñas y adolescentes de los riesgos que comprometan el ejercicio de sus derechos. Para lograr esta meta, es fundamental que la formación profesional de funcionarios/as de gobierno, directivos y maestros/as en las escuelas incorpore explícitamente sólidas perspectivas de derechos y de género, y que los programas de convivencia escolar y los currículos estén cimentados también en estos pilares. De este modo todos los actores sociales trabajarán juntos para poco a poco eliminar toda forma de discriminación y exclusión educativa.
¿Cuál es su opinión sobre la creciente aplicación de pruebas estandarizadas para evaluar la calidad educativa en la secundaria?
Los contenidos disciplinares que los/as adolescentes deben aprender para poder acceder a futuras oportunidades laborales y educativas son solo una de las múltiples dimensiones de la calidad educativa. Dimensiones de la calidad educativa como la no discriminación, la relevancia, la equidad, los conocimientos ligados a la solidaridad y empatía, la construcción de los saberes y las soluciones colectivas, entre otros, se quedan por fuera de las pruebas estandarizadas que apuntan a evaluar solamente algunos contenidos educativos.
En este contexto es importante entender que ninguna prueba estandarizada es capaz de dar cuenta de la calidad educativa total. Más bien una prueba estandarizada es tan solo una de múltiples herramientas para monitorear un aspecto de la calidad educativa. La visión de UNICEF es la siguiente: aplicar pruebas estandarizadas es adecuado cuando estas son consideradas como una herramienta más para medir algunos aspectos de la calidad educativa, cuando el fin máximo es buscar la equidad, apoyando a quienes están más lejos de lograr los aprendizajes medidos por la prueba y cuando sus resultados son insumos para diseñar ambientes de aprendizaje relevantes para todos los adolescentes.
En este sentido, la aplicación de las pruebas estandarizadas solo tiene sentido si los sistemas están listos para usar sus resultados de manera formativa y constructiva, para apoyar a las escuelas, los/as docentes y los/as alumnos/as. Tendrán sentido en la medida que sean una herramienta de diagnóstico acompañada con estructuras sólidas y bien articuladas de apoyo a escuelas y docentes. Solo así se verá un beneficio real de aplicar este tipo de herramienta de manera periódica y sostenida.
Estudiantes de distintos países de América Latina y el Caribe han impulsado manifestaciones públicas y tomas de escuelas, demandando de manera muy clara más recursos para la garantía de una educación pública y gratuita, con docentes más bien remuneradas/os y procesos de enseñanza y aprendizaje con más calidad. Además, han planteado más espacios de participación dentro y fuera de las escuelas. ¿Cómo usted ve esa demanda por participación y una mejor educación, mientras aumenta la represión a esos movimientos?
Basándose en la Convención de los Derechos del Niño, UNICEF tiene como su posición global respecto a la participación adolescente, que ésta es un derecho de los/as adolescentes y un fin a lograr en sí misma. Es así que la participación de los/as adolescentes es un derecho inalienable que los Estados deben garantizar y no un gesto de buena voluntad de parte de Estados, instituciones y sociedad civil. Siguiendo esta lógica de derechos, cabe resaltar que la participación es un derecho pero no una obligación, por tanto toda forma de coerción o represión en cuanto a la participación de los/as adolescentes es inaceptable. Vale la pena recordar que una comunidad puede considerarse como desarrollada en la medida en que asegura que todos sus miembros, incluyendo por supuesto a los y las adolescentes, pueden participar para contribuir a la construcción de vidas dignas. Por tanto, es importante reconocer a los/as adolescentes como ciudadanos/as críticos/as y comprometidos/as con ser partícipes de la construcción de una sociedad más justa.
En este sentido, UNICEF hace un llamado a la búsqueda de manifestaciones pacíficas, constructivas y apegadas al derecho internacional y nacional. Es en el diálogo abierto y democrático, en donde los y las adolescentes, los y las niñas y sus familias deben encontrar su espacio para hacer escuchar sus voces, y es también este diálogo la mejor manera de avanzar hacia sociedades más justas y participativas.
La adopción de las Agendas de Desarrollo y Educación 2030 ha significado un importante hito en el campo educacional en lo que toca a los compromisos de los países en garantizar una educación pública, equitativa e inclusiva. ¿Cuáles son los principales desafíos para la implementación de esa agenda en nuestra región?
A pesar del gran logro de los sistemas educativos globales en los últimos 15 años de moverse cada vez más cerca de la universalización de la educación primaria, esta rápida expansión en muchos casos no se logró con calidad educativa. Este es un tema pendiente de los objetivos del milenio que la Agenda de Desarrollo Sustentable asume como un reto y una meta para el 2030. Mejorar la calidad educativa a lo largo de toda la trayectoria educativa, no solo en la educación primaria sino también a nivel de la educación secundaria y prescolar. En este contexto los retos son múltiples, y en este espacio mencionaré dos de los más urgentes.
Actualmente a nivel global, según datos de UNICEF, 250 millones de niños/as terminan la escuela primaria sin aprender a leer, escribir o contar, mientras que un estimado de 782 millones de adultos (de los cuales el 64% son mujeres), aún no demuestran habilidades básicas de lectoescritura. En América Latina, tenemos datos de TERCE de 2014 sobre logros de aprendizaje en 15 países, incluyendo habilidades de compresión lectora, para estudiantes de 4º y 6º grado. Solo el 13.7% de los/as estudiantes de 6º grado en estos países alcanzan el nivel superior de comprensión lectora para su edad, y solo el 5.1% alcanzan un desempeño superior en matemáticas. Como vemos, en cuanto a logros de aprendizaje aún hay mucho por mejorar. Sin embargo, como dije antes, la calidad educativa va más allá de pruebas estandarizadas de aprendizajes y como región no contamos aún con mecanismos que nos permitan monitorear la calidad educativa de manera más integral. Este es un reto al que UNICEF responde invitando a los gobiernos y a la academia a ser co-diseñadores de innovaciones en el monitoreo de aspectos de la calidad educativa tales como la relevancia del proceso de enseñanza-aprendizaje, el desarrollo de habilidades para la paz y la convivencia en los estudiantes, el fortalecimiento de consejos escolares en donde familias, estudiantes, maestros/as y directivos toman decisiones conjuntas en aras de mejorar la calidad educativa, entre otros.
Un segundo reto es trabajar en la universalización tanto de la educación pre-primaria como de la educación secundaria, y hacerlo con equidad. Actualmente en Latinoamérica y el Caribe hay 22 millones de niños/as, entre los 5 y los 15 años, fuera de la escuela o en riesgo de salir de ella. La situación de exclusión escolar en el nivel secundario es particularmente crítica, ya que 9.1 millones de adolescentes están excluidos/as de su derecho a la educación o en riesgo critico de abandono.
A pesar del consenso en nuestra región de que la educación es un derecho, vemos que aún millones de niños/as y adolescentes siguen excluidos/as de los sistemas educativos y en ocasiones, cuando se trata de las oportunidades educativas para los/as adolescentes, estas se ven como menos importantes o incluso un privilegio. Por ejemplo, los/as adolescentes que viven en zonas de conflicto o en zonas de alta violencia armada, las intervenciones educativas son vistas como estrategias de protección, pero no necesariamente se buscan nuevas y más pertinentes oportunidades educativas. Asimismo, es poco usual que los/as adolescentes con alguna discapacidad tengan las mismas oportunidades educativas que el resto de adolescentes. Todos estos retos en la universalización de la educación secundaria con equidad no se resuelven simplemente con aumentar los presupuestos. La posición de UNICEF es que es necesario crear e implementar políticas que permitan una transferencia equitativa de los recursos y mejorar la eficiencia del gasto en el sector educativo. De esta manera UNICEF trabajará en los años por venir en la identificación y apoyo de políticas nacionales que lleven a la universalización de la educación secundaria, que sean efectivas en cuanto a sus costos y que estén basadas en evidencia sólida.
Se han observado en distintos países de la región y del mundo tendencias a la comercialización y al lucro desde y en la educación. ¿Cuál es su opinión sobre esas tendencias?
Como ya he insistido anteriormente, la educación es un derecho humano, pero la educación también es un bien público. En este contexto, todos los Estados tienen la función de asegurar el respeto, el cumplimiento y la protección del derecho a la educación, sin perder de vista su función como administrador de la educación, y su actuación como garante del derecho a ella.
Si bien es cierto que la privatización de los servicios educativos puede traer algunos efectos positivos (por ejemplo aumentar el acceso a oportunidades de aprendizaje de algunos grupos), estos beneficios raramente alcanzan a los grupos marginalizados en la sociedad y pueden llegar a comprometer las funciones de regulación y proveeduría de los servicios educativos que son responsabilidad de las autoridades públicas. Por ejemplo, los costos de matrícula exigidos por los proveedores, cuando no se controlan y se convierten en la única opción viable de las familias, afectan de manera negativa el progreso hacia la universalización de la educación para niños/as y adolescentes, y compromete la equidad educativa al intensificar la desigualdad en las oportunidades educativas. La posición de UNICEF y otros organismos de Naciones Unidas como UNESCO es la de que es obligación de los Estados evitar cualquier medida que obstaculice o impida el disfrute del derecho a la educación para las niñas, niños y adolescentes, lo cual incluye adoptar medidas que eviten que el derecho a la educación sea obstaculizado por terceros.
En América Latina y el Caribe, cerca de la mitad de las y los adolescentes completan la secundaria. Desde su perspectiva, ¿cuáles son las políticas de reintegración al sistema educativo que han tenido éxito?
Las políticas más exitosas han sido aquellas en que el gobierno, usualmente los Ministerios de Educación, asume el liderazgo de estrategias de prevención y alerta temprana de abandono escolar y/o estrategias que facilitan el reintegro de niños/as y adolescentes al sistema escolar y les apoyan para que tengan éxito una vez están en la escuela. UNICEF ha trabajado de la mano con diferentes gobiernos de la región para diseñar e implementar estas estrategias. Cabe destacar tres ejemplos apoyados por UNICEF.
El primero de ellos es el programa Colombiano “La Escuela Busca al Niño”, una estrategia que ha vinculado al sistema educativo a más de 4500 niños/as y adolescentes. La estrategia se basa en el cruce de información con el Sistema Integrado de Matrícula del Ministerio de Educación Nacional y fuentes de información adicionales, que producen otras instituciones estatales en cooperación con la academia, logrando identificar los territorios que presentan mayor población por fuera del sistema educativo, muchas de ellas afectadas por el conflicto armado. Luego de la búsqueda e identificación de todos/as aquellos/as que se encuentran en edad escolar y que están por fuera del sistema educativo, se inicia el proceso de matrícula en las instituciones educativas, a través de la concertación con las secretarías de educación y se gestionan los recursos necesarios como kits escolares, uniformes, transporte, ayuda a las familias, entre otros, para facilitar el acceso a la escuela. Esta estrategia, además, facilita la permanencia del o de la estudiante a través de un seguimiento y acompañamiento durante tres meses al niño/a o joven y a su familia.
La segunda experiencia es la estrategia Costarricense “Yo me Apunto con la Educación”. En el 2015, el Ministerio de Educación Pública y la Presidencia de la República, con el apoyo de UNICEF, crearon esta estrategia institucional, la cual busca combatir la exclusión escolar logrando permanencia, reintegración estudiantil y éxito escolar. A diferencia de la experiencia Colombiana que se enfoca en población desescolarizada, la estrategia Costarricense atiende tanto a la población desescolarizada como a aquellos/as adolescentes que están en riesgo de abandonar la escuela y se enfoca únicamente en la escuela secundaria. La estrategia incluye 155 colegios – diurnos y nocturnos – distribuidos en 75 distritos denominados prioritarios, con una población de 90.799 estudiantes. La estrategia incluye, además, ofertas educativas en 30 instituciones para atender una población joven-adulta de 9.927 estudiantes en zonas de mayor pobreza. Por medio de un esfuerzo nacional para reducir los índices de exclusión y abandono escolar, y mejorar la calidad de los servicios educativos, se motiva la permanencia de los/as adolescentes en la escuela.
Finalmente, es fundamental no esperar a que se dé el abandono escolar, y por este motivo los sistemas de monitoreo escolar y alerta temprana sobre potencial abandono escolar son muy importantes. Un buen ejemplo de este tipo de estrategia es el programa Argentino “GEMA Alerta”, apoyado por UNICEF. Este es un sistema de Gestión Escolar para la Mejora de los Aprendizajes (GEMA), cuyo objetivo general es contribuir a que la inclusión y los logros educativos de niños, niñas y adolescentes hayan mejorado en la educación básica obligatoria. La premisa es que un monitoreo y alerta temprana sobre el desempeño de estudiantes y maestros/as disminuye el fracaso escolar y contribuye a incrementar los aprendizajes. Este sistema, que incluye un componente de tecnologías innovadoras, ayuda a prevenir el abandono escolar y a dar apoyos diferenciados a quienes más lo necesitan para que permanezcan en el sistema educativo.
Para concluir: con la CLADE y con los miembros del Observatorio Regional de Educación Inclusiva, UNICEF sigue trabajando para que todos/as las y los niños, niñas y adolescentes tengan la oportunidad de ir a la escuela, aprender y terminar la educación secundaria. Estamos sumando esfuerzos para que el derecho a la educación sin discriminación sea una realidad.